El uso de los Esteroides Anabólicos Androgénicos (EAA) data de hace más de 100 años. En 1870, el médico científico Charles Edward Brown se autoadministró un extracto acuoso de testículos de caninos y bovinos, notando una mejora significativa en su energía y vigor. En la actualidad su uso va desde indicaciones médicas comprobadas como el tratamiento de reemplazo hormonal en varones con hipogonadismo o el tratamiento del Trastorno del Deseo Sexual Hipoactivo en mujeres post menopaúsicas, pasando a terapias con poco o nulo rigor científico en cuanto a sus efectos, como terapia “Anti envejecimiento” para mujeres post menopaúsicas, hasta los ya conocidos usos como sustancia dopante en deportistas de alto rendimiento para mejorar su fuerza o simplemente mejorar el aspecto físico, muy común en hombres jóvenes y adultos.
Se estima que la prevalencia del uso de EAA a lo largo de la vida oscila entre el 1% y el 5% a nivel mundial. Esta dependerá de qué región del mundo es, de la normalización de su uso entre jóvenes de 18 a 50 años, la poca o nula información acerca de los efectos negativos sobre la salud de las personas que la consumen, la nula regulación y legislación de su comercialización en muchos países, incluyendo el nuestro.
¿Qué son los Esteroides Anabólicos Androgénicos?
Los EAA, también conocidos como esteroides anabólicos, son derivados sintéticos de la testosterona. Como su nombre lo dice tiene efecto anabólico ya que promueven preferentemente el desarrollo del musculo esquelético, y en menor medida, tienen un efecto androgénico en el desarrollo de caracteres sexuales masculinos. Estos esteroides, con 19 átomos de carbonos, que actúan tanto para hombres y mujeres en menor grado. En las mujeres, los EAA actúan como precursores de estrógenos. Como muchas hormonas, la concentración fisiológica de la testosterona disminuye con la edad.
¿Por qué serian tan populares en diferentes clases de poblaciones?
Más allá de las indicaciones médicas específicas, en hombres jóvenes deportistas, tanto de élite como recreativos, el consumo de EAA en dosis supra fisiológicas (10 a 12 veces la tasa de producción diaria normal del hombre), por lo menos 12 semanas aumenta la fuerza y la masa muscular significativamente. En las mujeres, se ha visto que, con dosis modestamente supra fisiológicas (4 veces más que su producción diaria normal), existe también el aumento de la fuerza y masa muscular, siendo utilizado en menor medida, en mujeres jóvenes deportistas.
Su uso no se limita a deportistas, también puede ser consumido por jóvenes y adolescentes no deportistas, solo con la intención de mejorar su aspecto físico, autoestima y aceptación social.
Los últimos años se ha popularizado su uso a mujeres postmenopáusicas, con la esperanza de mejorar el rendimiento cognitivo, o retrasar el deterioro cognitivo, o mejorar el bienestar global de las mujeres, no existiéndose a la fecha evidencia concluyente que sea verdad esta mejora. Lo que sí se conocen es que su uso indiscriminado puede afectar la salud tanto a la población deportista como la población no deportista, de igual manera.
¿Cuáles son los efectos secundarios que muchas veces se desconocen?
- Efectos cardiovasculares: alteran desfavorablemente el perfil lipídico, disminuyendo la HDL o “colesterol bueno”, aumentando al LDL o “colesterol malo” confiriendo un perfil aterogénico. Puede causar hipertrofia del ventrículo izquierdo, remodelación y cicatrización cardiaca anormal, arritmia e hipercoagulabilidad.
- Hepatotoxicidad o daño al hígado, sobre todo algunos EAA, si se administran de manera común después de 2 a 5 meses.
- Sistema reproductivo: suprime la producción natural de testosterona en los hombres, y de estrógenos en las mujeres, trayendo consigo en hombres infertilidad, disfunción eréctil, disminución del deseo sexual, disminución del volumen testicular; en las mujeres, se produce una pérdida de la menstruación o amenorrea, ciclos sin ovulación, infertilidad y si el consumo es crónico, podría incrementar el tamaño del clítoris, condición conocida como clitoromegalia y cambios en la voz.
- Efectos neuropsiquiátricos: Problema de control de impulsos, agresión, ansiedad e hipomanía o manía. Dosis altas podrían traer síntomas maníacos en los hombres. Provoca dependencia, necesitando más dosis para obtener los mismos resultados. También provocan Síndrome de abstinencia (insomnio, anorexia, depresión y apatía, ansiedad, dolor de cabeza, dificultad para concentrarse, disminución de la libido, fatiga extrema, dolor muscular y articular) al dejar de tomarlos.
Otros efectos secundarios: aparición de acné, caída del cabello en hombres, hirsutismo en mujeres, puede existir riesgo de eritrocitosis, ginecomastia en hombres, en caso de mujeres atrofia mamaria, uso crónico asociado a rotura tendinosa.
Por lo tanto, concluimos que el uso de andrógenos está en aumento, no solo como ayuda ergogénica en deportistas, o para mejorar la apariencia física en los varones jóvenes, sino también su uso va en aumento en mujeres postmenopáusicas bajo la promesa de mejorar sus síntomas, sin que exista evidencia de beneficios demostrados y sí con muchos riesgos en la salud.
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